#ElPerúQueQueremos

foto: sacatarjetaroja.es

Soy un maltratador

Introspección

En un mundo lleno de testosterona y falsos conceptos de virilidad, es necesarios reflexionar sobre cómo cambiar.

Publicado: 2013-10-03


El ojo izquierdo morado, la nariz rota y moretones por todo el cuerpo. Esta descripción, propia del resultado un extenuante encuentro de artes marciales combinadas o de algún deporte de contacto, corresponde a la anatomía de la señora Rosita, una amable vendedora de anticuchos golpeada la semana pasada por su conviviente. Ella trabaja cerca a mi casa.

Cuando supe lo que sufrió Rosita, fui presa de gran indignación. “Como quisiera romperle la cara a ese cobarde”, fue lo primero que pasó por mi mente. Luego de un par de días la rabia se disipó, olvidando casi el acontecimiento.

Pero hoy leí en una página web que este año se han registrado 70 feminicidios en el Perú. De inmediato, pensé que nuestro país estaba lleno de abusadores patológicos. Respiré profundo y agradecí a la vida no ser uno de ellos.

Luego de unos segundos, sentí una voz en mi inconsciente que decía: “Sí lo eres, sí eres un maltratador”.Tras la lógica negación, noté que, en efecto, era posible que yo sea un maltratador. Sutil, pero maltratador al fin.

Motivos

Maltrato cuando creo que mi madre está obligada a tolerar mis errores, maltrato cuando no converso con mi abuela por falta de tiempo, maltrato cuando minimizo a las adolescentes porque escuchan música coreana, maltraté cuando lancé “piropos de macho” y maltraté cuando juzgué a una chica por la cantidad de novios que tuvo.

El maltrato no necesita de golpes o insultos para concretarse. Una agresión puede partir desde el concepto de masculinidad que la sociedad y los medios nos han inculcado desde siempre.

Lo admito, soy un maltratador, pero voy a cambiar.


Escrito por

Adolfo Labarthe

Periodista y soñador.


Publicado en